Mario Joel nació el 24 de diciembre de 1968. Su madre estuvo internada desde el 2 de octubre de ese año porque vivía cerca de Tlatelolco y al regresar a su casa fue confundida con una estudiante. La rescataron de una pila de cadáveres; al ver que era trabajadora del ISSSTE la llevaron al hospital. Estuvo internada hasta Navidad. 

Nos conocimos cuando yo tenía 14 años y él 17. Nos casamos más de 10 años después. Mi esposo trabajó 33 años en el servicio público. Estudió informática y estadística. Vivimos 12 años en Tepic, Nayarit. Después, nos regresamos a la Ciudad de México y comenzó a trabajar en el Hospital Darío Fernández.

Nunca faltó al trabajo y no le tuvo miedo a la pandemia. Incluso, cuando enfermó de Covid-19 y le dieron incapacidad, él seguía haciéndolo desde casa. Yo le ayudaba a mandar correos y oficios cuando tenía mucha fiebre y malestar. Estuvo así 10 días y después empeoró. Lo internamos en el mismo hospital donde trabajaba. Dejó dos hijos, de 20 y 14 años.

Le encantaba Tepic, el pescado zarandeado, las playas. Sus cenizas las conservo en la casa porque en diciembre las voy a regresar al mar que tanto le gustaba. 

Antes de que todo esto comenzara, nos grabó unas canciones porque le gustaba mucho cantar. Una se llama Sentencia de amor; al escucharla me hace pensar que él sabía que se iría joven. Con su voz bien entonada, lo oigo aún decirme: te acordarás de mi toda la vida.

Testimonio:

Angélica Villeda Espinoza (esposa)

Reportero:

Juan Manuel Coronel