Tenía 26 años y pocas semanas trabajando con nosotras cuando nos enviaron al área Covid-19 del Hospital General de Cuautitlán. 

Sin embargo, a pesar del poco tiempo en que coincidimos, hay momentos que no podré olvidar jamás. Uno de ellos es el que vivimos con una paciente cuyo nombre era Rosa y tenía 35 años. No teníamos más ventiladores y no podíamos intubarla. No había nada que hacer. Ruth la atendió con mucho cariño y estuvo con ella todo el tiempo. Le sostuvo la mano hasta que falleció. Compartimos experiencias muy tristes ahí adentro, en la zona Covid 19. 

Teníamos poco de conocernos, pero ese tipo de momentos refuerzan mucho los vínculos con tus compañeras. Nuestra relación fue bonita. El día de su cumpleaños fuimos a desayunar con otras enfermeras. Platicamos mucho de cosas personales en los momentos en que podíamos, una vez que salíamos del área. 

No supe si tenía algún gusto particular por los deportes, o lecturas o aficiones. Ruth era una chica muy joven con una hija de dos años. Tenía que trabajar también en una clínica particular para cubrir sus gastos. No tenía tiempo más que para su pequeña. 

Estuvimos juntas abril y mayo. Un lunes por la mañana revisé el celular y me enteré de la noticia. Me dio una crisis de ansiedad y la presión me subió de tope. Ruth falleció el 1 de junio. Sólo tenía 26 años, era una persona muy trabajadora, tranquila, alegre y amable. Hubiera podido llegar a ser una gran profesional y lo fue para mí. 

Testimonio:

Luz María Urban Vázquez (compañera)

Reportero:

Juan Manuel Coronel