Era especial. Tenía una boa y la sacaba a pasear a la calle. Le gustaban los animales exóticos y tuvo varios camaleones, pero a la que conocí fue a la serpiente, la verdad no recuerdo cómo la bautizó.

Le decíamos El guasón porque tenía una forma muy peculiar de reírse. Como le gustaba bailar, poníamos la canción de la película y se ponía a imitar a Joaquín Phoenix. Cuando teníamos tiempo para bromear, nos ayudaba mucho a animarnos en el vestidor. 

Estaba a dos años de jubilarse, cumplió 28 años de servicio. Pudo haberse ido de licencia, pero decidió enfrentarse al virus. 

La última vez que lo vimos fue cuando se internó por su propio pie. Después de varios días, mejoró mucho, estaba bien. Después nos avisaron de su fallecimiento; fue muy sorpresivo. Siempre me quedará la alegría que contagiaba y las ganas de ayudar a la gente con su trabajo. 

Testimonio:

Médico Arsenio Torres (compañero de trabajo) 

Reportero:

Juan Manuel Coronel