Llegó hace 13 años a Tehuantepec. Solo. No andaba con mucha gente, era taciturno, pero agradable. Lo recibió la familia Palacios en el Barrio de Santa Cruz y se quedó a vivir con ellos. Donde el doctor pisaba, daba alegría. Tenía la sangre muy bonita. 

Justo hoy platicamos en la guardia nocturna sobre su ausencia. Se le extraña, la convivencia y las pláticas, sus enseñanzas. Yo entré al hospital como camillero. Él era médico internista. Nos enseñó a mover a los pacientes. 

Se esmeraba por salvar una vida, era muy comprometido a su profesión. Podía estar sin comer y sin dormir hasta que su paciente saliera adelante. Mucha gente llegaba de otros municipios buscándolo, así era su fama de buen médico internista. 

Tenía una plaza sindical y estaba de comisión. No había necesidad de que regresara para atender pacientes con Covid-19, pero lo hizo para apoyarnos. 

Testimonio:

Diego Santos (compañero de trabajo)

Reportero:

Juan Manuel Coronel