Era tan cercano a sus internos en el hospital que llegó a jugar el papel de cupido entre varios de ellos. Su energía y entrega motivaban a los jóvenes que llegaban a urgencias. Siempre tenía una palabra de aliento y enaltecía sus progresos. 

Se le conocía por su juicio preciso y por nunca mirar con desdén. Tenía la fuerza del optimismo y la palabra de aliento precisa. Quizá por eso todas las mañanas, sus internos le llevaban su desayuno como gesto de admiración. Su corazón era el de un deportista y su espíritu el de un joven. 

Sus compañeros de escuela juran que nunca cambió su ímpetu a pesar de los años. Sus pacientes lo visitaban para agradecerle el salvar sus vidas con sus gestos delicados y precisos al momento de intubarlos. En eso era experto, la intubación traqueal, uno de los procedimientos que más importancia tuvieron en urgencias durante la pandemia.

Testimonio:

Leticia Rodríguez, Leinad Aramas, Elva Soraya, María Mascorro y Josie (compañeras)

Reportero:

Juan Manuel Coronel